martes, 18 de octubre de 2016

Para nadie es un secreto los grandes problemas enfrenta nuestro país, pero más allá de lo político y lo económico, existe un claro problema de gestión que amerita ser corregido, pues esto entorpece el desarrollo tan esperado de nuestro país. Hay un principio bastante claro: los regímenes democráticos necesitan para su eficiente desempeño una administración pública que responda a criterios de racionalidad y legalidad. Todo proceso de consolidación democrática es favorecido cuando cuenta con un Poder Ejecutivo vigoroso dependiente de instituciones que respondan a los diversos intereses y demandas de su población.

Asimismo, las transformaciones políticas que se puedan dar en nuestro país deben traducirse en acciones que ofrezcan un trato igualitario a los ciudadanos frente al poder público con una más eficiente administración. En este sentido, como sociedad, ¿Qué es necesario que ocurra para existan cambios positivos en la gestión pública? Una de las primeras cosas es empezar a valorar y redefinir el rol del gerente público venezolano en nuestras instituciones.

El Gerente público es un profesional indispensable para el desarrollo de un país, posee un rol transformador en la sociedad y la manera que encuentra para hacerlo es a través de los aportes, investigaciones y soluciones que este pueda producir. La conocida teoría sobre los sistemas políticos de David Easton observa a un país como un sistema complejo, donde los elementos internos interactúan de manera constante e intensa bajo ciertas pautas de comportamiento, estas interacciones operan mediante flujos entre entradas y salidas (lo que denominó inputs y outputs) a través de un cambio dinámico que se retroalimenta (feedback).

Dichas entradas son las demandas y apoyos que el sistema recibe de los intereses de la sociedad, en cambio, las salidas son la respuesta del sistema a aquellas demandas, las decisiones y acciones que se toman tras el proceso de decisión; que cuando interactúan con el entorno, generan nuevas demandas y apoyos, haciendo que todo el proceso anteriormente señalado vuelva a comenzar.

Esta manera práctica de ver al Estado como un gran sistema nos ayuda a comprender que en razón de las decisiones o acciones que emprende este para dar respuestas a las demandas que existen en un país, existe la necesidad de contar con gerentes públicos cada vez más involucrados y preparados en posiciones de alto impacto, la gerencia como función y proceso requiere que quienes pretendan ejercerla o la ejerzan estén preparados para dicha responsabilidad.

Esta es la forma más viable para que estos puedan encontrar esas respuestas que necesita la sociedad sobre una determinada demanda. Junto a esto, los gerentes públicos deben tener alta sensibilidad social, es lamentable ver personas en cargos de gestión pública quienes responden solo a sus intereses o a la de un grupo en particular, ellos deben darse a la población, estos no pueden ser ajenos a su entorno pues no serán capaces de formular e implementar soluciones pertinentes en la sociedad.

No podemos dejar de hacer hincapié en la necesidad de que los gerentes públicos tengan una visión analítica y que desarrollen investigaciones que ayuden a fortalecer la gestión del Estado. Los gerentes deben ser altamente conocedores de los temas públicos puesto si todos los ciudadanos cedemos parte de nuestra libertad a una entidad superior para manejar estos temas y recibe de nosotros como contribuyentes impuestos, en favor de bienes y servicios que cobran trascendencia para la sociedad, lo lógico es que las personas que administren estas labores del Estado sean las personas mejor capacitadas.

Dejemos algo en claro, el Estado nunca puede entorpecer la vida de los ciudadanos y quienes en él laboran deben estar conscientes de esto y solo puede ser entendido cuando comprendemos la labor que los gerentes públicos poseen.

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